Ante la llegada de las tecnologías de la Inteligencia Artificial (IA), me encuentro ante una encrucijada educativa. Por un lado, se presenta ahora algo así como una “Formación Docente Artificial”, un modelo que puede deshumanizar el proceso de enseñanza-aprendizaje si se utiliza la IA de forma oculta y desmedida. Este camino puede llevar a una enseñanza superficial, desactualizada y descontextualizada, donde los cursantes se convierten en receptores pasivos que simplemente replican contenidos sin una comprensión profunda de su significado o relevancia. En este escenario, el aprendizaje se vuelve un acto de mera repetición, sin incentivar el pensamiento crítico, la creatividad, ni la transferencia concreta de lo aprendido al aula escolar. Por otro lado, defino una “Formación Docente Funcional”, un enfoque de enseñanza que funciona, validado por múltiples experiencias, centrado en la interacción humana, la práctica reflexiva y el aprendizaje contextual. En este paradigma, mis...